He escuchado muchas veces a más de un sabio con mayúsculas decir que la fiesta tiene un motivo religioso, sentimental. Y si, lo tiene. Pero también pienso en la utilidad de la fiesta.

Mi abuelo y mi abuela se conocieron y acercar por primera vez a los bailes del Fomento Vilanoví, por Carnaval. La ocasión de oro para acercarse.

La ocasión genial para salir a la calle la han constituido las fiestas. La excusa perfecta para reunir a una familia alrededor de la mesa. La mejor para hacer malezas con sensatez y para ingerir más de la cuenta de todo lo que sea legal.

Ahora, cuando una despedida de soltero toma las aceras sin esperar el Carnaval y un encuentro cualquiera llena las calles de bestiario en fechas insignificantes podemos decir que existe la fiesta para la fiesta. Sin más razones.

Y es que las madres ya no se preocupan, porque la noche del año que quieran los hijos llegarán a casa tan tarde que será pronto y no les hará falta decir aquello de “mama, que es fiesta Mayor!”.